lunes, 25 de noviembre de 2013

EL MOVIMIENTO ES EDUCATIVO O NO

Para empezar decir que en el material que hemos leído, se considera movimiento  a la educación física para evitar la concepción dualista en la separación de cuerpo y mente.
Hemos visto que el movimiento educa al cuerpo, lo prepara, lo pone en marcha, LO TRABAJA, con el fin de conseguir un estado saludable con el que sentirse mejor.
Empleamos el cuerpo físico para la obtención de estos fines, es lo que se entiende como educación a través del movimiento.
Pero no solo está el movimiento, si no también el cómo se hace, cómo nos movemos. No todo el mundo es capa de moverse, de realizar una acción y poder explicar como la ha hecho. Es la diferencia entre el saber cómo débil (ser capaz de realizar una acción pero no poder describir como se hizo) y el saber cómo fuerte ( ser capa de realizar una acción y ademas describir cómo la hizo detalladamente, siendo consciente de los movimientos que realizó)
También se menciona la intencionalidad de la acción. El movimiento es educativo si con él se busca llegar a algo, si tiene un fin, un objetivo. Si se deja una clase al libre albredrío, carecerá en todo momento de educación ya que no será posible transmitir una serie de valores importantes en ellos.


Claro está que el movimiento puede ser educativo, ¿cómo si no nos relacionamos con los demás?. Empleamos nuestro cuerpo a través de ellos. Si bien es cierto que no creo en la separación de alma y cuerpo como concepción dualista, si creo en la separación de mente y cuerpo, y que ambas deben estar trabajadas por igual porque se complementan. Todo ser vivo emplea su cuerpo con un fin, el establecido por la mente, por los pensamientos, por la experiencia. Estos objetivos que nos llevan a movernos nos irán ofreciendo valores a lo largo de nuestro trayecto y nosotros seremos libres de aceptarlos y asimilarlos, o rechazarlos. La mente es lo que realmente se educa, ¿a través del cuerpo? Sí, pero el cuerpo no se educa como tal, no adquiere valores, no piensa por si sólo, es el medio por el cual transmitimos la información al cerebro y la asimilamos y la transformamos para elaborar la respuesta.

Cierto es que no he realizado nunca un estudio sobre la educación en el movimiento, pero cuando habla de que estamos educando al cuerpo en el sentido de trabajarlo para tener buena salud, considero que no es totalmente cierto lo que se dice, ya que como expongo antes, lo que se educa es la mente. Nosotros podemos educar a la mente para que de órdenes al cuerpo de realizar unos ejercicios, ejercicios que nos llevarán a tener una mejor o peor salud. Es la mente la que realmente sabe porqué está haciendo ese ejercicio, el cuerpo simplemente es la máquina que representa lo que la mente quiere.


viernes, 8 de noviembre de 2013

¿QUÉ ME HA SUPUESTO LEER MAL DE ESCUELA?

Tampoco es que me haya cambiado mucho el punto de vista respecto al que tenía antes. Si que es verdad que te enseña las cosas desde otras perspectivas, pero no hace falta hacer tanto hincapié en que si yo fui zoquete, cuando era zoquete, ser zoquete, en mi época de zoquete, cuando eres zoquete...zoquete, zoquete, zoquete, me cansé de ver como el autor siempre hacia referencia a lo zoquete que era.

Si bien es cierto me ha llevado a ponerme en la piel de los "zoquetes" como él llama, a darme cuenta de que cuando no saben la respuesta lo ridiculizan como para quitarle importancia, como si fuera su defensa ante la ignorancia. Ahora bien, si en lugar de hacer eso, respondieran mal pero sin tono de burla, el profesor no se lo tomaría como una falta de respeto e intentaría explicárselo y hacer que lo entienda. Y ya no solo el profesor, los compañeros que le ríen las gracias son un refuerzo positivo para dicha actitud, cuanto más se rían más veces va a repetir su actitud, a pesar de ser el camino incorrecto a seguir, pues no le va a llevar a otro sitio que no sea más ignorancia.

No me entristece que existan estos casos, porque como digo, somos nosotros mismos los que reforzamos esto. Si en lugar de reírnos, todos calláramos ante esos comportamientos, o les hiciéramos saber lo ignorantes que son, estoy casi seguro de que cambiarían su actitud. Tendríamos que conseguir que en vez de ser los "guays" y populares, fueran los zoquetes que realmente son, no aplaudirles si no abuchearles.

También es verdad que este libro me ha ayudado a recordar mi etapa de adolescente rebelde, y a tener cada vez más ganas de alejarme de ella, pero no ha supuesto un cambio en mi vida ni en mi forma de pensar.

domingo, 3 de noviembre de 2013

PARRAFO QUE ME IDENTIFICA CON EL LIBRO MAL DE ESCUELA

—¡Oh, perdón, señor...!

Una vacilación.

—¿No es usted...? Usted escribe... Es usted escritor, ¿no?

Yo podría decirme con un tembleque de gusto: Mira por dónde, un lector, pero un viejo instinto me susurra otra cosa: Caramba, un alumno, su profe de francés debe de darle la lata con un Malaussène cualquiera; dentro de un segundo me pedirá que le eche una mano.

—Sí, escribo libros, ¿por qué?

—Y no falla.

—Porque nuestra profe nos hace leer El hada... El hada...

Bueno, sabe que en el título está la palabra «hada». —Habla de Belleville y de unas señoras viejas, y...

—El hada carabina, sí. ¿Y qué?

Y entonces vuelve a ser un mocoso que se enrosca el pelo en los dedos antes de hacer la pregunta decisiva:

—Tenemos que entregar una explicación del texto. ¿No podría usted ayudarme un poco, decirme dos o tres cosas? Recupero mi bolsa de provisiones.

—¿Has visto cómo me has pedido fuego?

Turbación.

—¿Querías darme miedo?

Protesta:

—¡No, señor, por la cabeza de mamá!

—No pongas en peligro a tu madre. Querías darme miedo. —Me guardo mucho de decir que casi lo ha conseguido—. Y no soy el primero del día. ¿A cuántas personas les has hablado hoy así?

—…

—Solo que a mí me has reconocido, y ahora quieres que te ayude. Pero cuando no tienes que hacer los deberes sobre ellos, ¿cómo se las arregla la gente, con tu brazo cerrándoles el paso? Tienen miedo de ti y tú estás contento, ¿no es eso?

—No, señor, vamos...

—Sin embargo, conoces el respeto; es una palabra que pronuncias cien veces al día, ¿verdad? ¿Acabas de faltarme al respeto y quieres que te ayude?

—…

—¿Cómo te llamas?

—Max, señor.

Lo completa enseguida:

—¡Maximilien!
Muy bien, Maximilien, acabas de perder una buena ocasión. Vivo allí, mira, justo allí, en la calle Lesage, en aquellas ventanas de allí arriba. Si me hubieras pedido fuego cortés mente, estaríamos ya allí y te ayudaría a hacer los deberes. Pero ahora no, ni hablar.

Último intento:

—Vamos, señor...

—La próxima vez, Maximilien, cuando hables a la gente con respeto, pero esta noche no; esta noche me has hecho enfadar.



Creo que no seré el único que me identifique con este texto. Me identifico tanto con el profesor, como con Maximilien. Me explico. Maximilien es un chico de la calle, que por ciertas circunstancias ha acabado siendo como es, intentando asustar, sin pensar en el resto de personas, solo en sí mismo queriendo asustar a la gente y creerse el amo de todo. Me identifico con el porque cuando yo fue adolescente, tuve un período de tiempo bastante lamentable. Siempre llevaba la contraria a los profesores, nunca les obedecía y hasta llegaba a gritarles cuando no me ofrecían la oportunidad de hablar con ellos después de clase o en una tutoría. Cierto es que esta situación se daba a causa de las relaciones extraescolares que tenía, los amigos con los que me rodeaba. Ellos me habían llevado a ser así, a comportarme de esa forma tanto con mis profesores como con mis padres, no obstante mis padres no se rindieron y siempre estuvieron abriéndome las puertas y intentando hacerme ver la realidad de la situación, y no mi realidad. Gracias a ellos me di cuenta de todo y me separé de ese ambiente.
Por la parte del profesor, me siento identificado porque cuando alguien me insulta, me ridiculiza, o simplemente le da igual mi existencia, quiero decir, le da igual que esté cerca suyo o no,,, no me resulta satisfactorio ofrecerle ayuda para nada. No obstante, a diferencia del profesor, siempre suelo hacer todo lo posible cuando se me pide ayuda, y es que, creo que no se debe juzgar a la persona por lo que vemos si no conocemos lo que ha ocurrido a lo largo de su vida, porque ciertas circunstancias le han llevado a ser como es. Creo que si el profesor le hubiera dado la oportunidad de entrar en casa y explicarle el libro, habría cambiado la forma de ver las cosas de Maximilien y le habría abierto las puertas a una nueva forma de ser, no dar miedo a la gente, si no respetarles al igual que le respetan.