domingo, 3 de noviembre de 2013

PARRAFO QUE ME IDENTIFICA CON EL LIBRO MAL DE ESCUELA

—¡Oh, perdón, señor...!

Una vacilación.

—¿No es usted...? Usted escribe... Es usted escritor, ¿no?

Yo podría decirme con un tembleque de gusto: Mira por dónde, un lector, pero un viejo instinto me susurra otra cosa: Caramba, un alumno, su profe de francés debe de darle la lata con un Malaussène cualquiera; dentro de un segundo me pedirá que le eche una mano.

—Sí, escribo libros, ¿por qué?

—Y no falla.

—Porque nuestra profe nos hace leer El hada... El hada...

Bueno, sabe que en el título está la palabra «hada». —Habla de Belleville y de unas señoras viejas, y...

—El hada carabina, sí. ¿Y qué?

Y entonces vuelve a ser un mocoso que se enrosca el pelo en los dedos antes de hacer la pregunta decisiva:

—Tenemos que entregar una explicación del texto. ¿No podría usted ayudarme un poco, decirme dos o tres cosas? Recupero mi bolsa de provisiones.

—¿Has visto cómo me has pedido fuego?

Turbación.

—¿Querías darme miedo?

Protesta:

—¡No, señor, por la cabeza de mamá!

—No pongas en peligro a tu madre. Querías darme miedo. —Me guardo mucho de decir que casi lo ha conseguido—. Y no soy el primero del día. ¿A cuántas personas les has hablado hoy así?

—…

—Solo que a mí me has reconocido, y ahora quieres que te ayude. Pero cuando no tienes que hacer los deberes sobre ellos, ¿cómo se las arregla la gente, con tu brazo cerrándoles el paso? Tienen miedo de ti y tú estás contento, ¿no es eso?

—No, señor, vamos...

—Sin embargo, conoces el respeto; es una palabra que pronuncias cien veces al día, ¿verdad? ¿Acabas de faltarme al respeto y quieres que te ayude?

—…

—¿Cómo te llamas?

—Max, señor.

Lo completa enseguida:

—¡Maximilien!
Muy bien, Maximilien, acabas de perder una buena ocasión. Vivo allí, mira, justo allí, en la calle Lesage, en aquellas ventanas de allí arriba. Si me hubieras pedido fuego cortés mente, estaríamos ya allí y te ayudaría a hacer los deberes. Pero ahora no, ni hablar.

Último intento:

—Vamos, señor...

—La próxima vez, Maximilien, cuando hables a la gente con respeto, pero esta noche no; esta noche me has hecho enfadar.



Creo que no seré el único que me identifique con este texto. Me identifico tanto con el profesor, como con Maximilien. Me explico. Maximilien es un chico de la calle, que por ciertas circunstancias ha acabado siendo como es, intentando asustar, sin pensar en el resto de personas, solo en sí mismo queriendo asustar a la gente y creerse el amo de todo. Me identifico con el porque cuando yo fue adolescente, tuve un período de tiempo bastante lamentable. Siempre llevaba la contraria a los profesores, nunca les obedecía y hasta llegaba a gritarles cuando no me ofrecían la oportunidad de hablar con ellos después de clase o en una tutoría. Cierto es que esta situación se daba a causa de las relaciones extraescolares que tenía, los amigos con los que me rodeaba. Ellos me habían llevado a ser así, a comportarme de esa forma tanto con mis profesores como con mis padres, no obstante mis padres no se rindieron y siempre estuvieron abriéndome las puertas y intentando hacerme ver la realidad de la situación, y no mi realidad. Gracias a ellos me di cuenta de todo y me separé de ese ambiente.
Por la parte del profesor, me siento identificado porque cuando alguien me insulta, me ridiculiza, o simplemente le da igual mi existencia, quiero decir, le da igual que esté cerca suyo o no,,, no me resulta satisfactorio ofrecerle ayuda para nada. No obstante, a diferencia del profesor, siempre suelo hacer todo lo posible cuando se me pide ayuda, y es que, creo que no se debe juzgar a la persona por lo que vemos si no conocemos lo que ha ocurrido a lo largo de su vida, porque ciertas circunstancias le han llevado a ser como es. Creo que si el profesor le hubiera dado la oportunidad de entrar en casa y explicarle el libro, habría cambiado la forma de ver las cosas de Maximilien y le habría abierto las puertas a una nueva forma de ser, no dar miedo a la gente, si no respetarles al igual que le respetan.

1 comentario:

  1. A mí también ha sido el párrafo que más me ha llamado la atención.
    Muy sincera tu reflexión!

    ResponderEliminar